URBI Mobilidade Urbana, un operador de transporte público de Brasilia, necesitaba mejorar su eficiencia operacional, reducir los kilómetros recorridos en la capital de Brasil y optimizar los recursos de la empresa de cara a las dificultades impuestas por la pandemia de COVID-19, todo esto mientras recibía la aprobación del gobierno para implementar su nueva programación y mantener el máximo nivel de servicio posible.